Escrito por Elena de Medina Desde que era niña me agradó mucho la lectura, un gusto que desarrollé gracias a la insistencia de mi padre. Él es un hombre que tomó con seriedad las palabras de la Biblia en Colosenses 4:5b: “utilizando su tiempo de la mejor manera posible”. Para él, leer es una de las mejores maneras de usar nuestro tiempo, por lo que siempre me proveyó de libros, para que yo no tuviera excusas. ¡Leer, instruirse, estudiar, aprender: eran la ley! Entonces desarrollé un amor por la lectura, por los libros, por las historias y por esos mundos a los que se puede viajar cuando uno se sumerge en las páginas de una novela. Las novelas siempre fueron mis favoritas. En realidad, desde niña he deseado convertirme en escritora de novelas, aunque ese sueño aún no se ha hecho realidad. Sé que hay un libro (¡o quizás más!) en mí, pero mientras llega el día en el que pueda dejarlo salir, seré la voz de otros escritores en mi propia lengua, en el papel de traductora.
Debemos tomar en cuenta que un autor requiere muchos años para escribir una novela. En ciertas ocasiones, cuando se trata de novelas históricas (como la serie DC de Ted Dekker, por ejemplo) el autor viaja a los lugares de los que escribirá para poder conocerlos, para interactuar con su gente, su cultura, su historia y sus tradiciones. El autor no solo escribirá de su imaginación, sino con base en hechos que para él no son simples datos informativos, sino parte de sus recuerdos, sus sentimientos y sus experiencias. Esto sin duda le dará a la historia un toque muy personal y en cada palabra quedará impregnada su alma.
Cuando me ha tocado traducir o editar novelas:
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Franco y ElenaTraductores y editores de literatura cristiana. Autodidactas. Padres de un adolescente y dos niñas. El pasatiempo favorito de Franco es cocinar; el de Elena es leer. El mayor anhelo de sus vidas es el de agradar y honrar a Dios en todo lo que hacen. Su visión: gozar en la eternidad con Cristo. Archives
September 2023
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