Pero… ¿está usted seguro de que fue el traductor? Por lo general, cuando en un texto traducido vemos un error tipográfico, tenemos la tendencia a pensar que fue el traductor quien cometió tal error. Debo confesar que nosotros también hemos tenido estos pensamientos e inmediatamente hemos juzgado la calidad del trabajo de un colega por los errores que hemos visto en un manuscrito. Con base en esto, nos atrevemos a pensar que no somos los únicos que al ver un error en un texto nos horrorizamos. Seguramente a usted también le ha pasado. Cuando ve mayúsculas iniciales en cada palabra de un título o cuando nota que los guiones de un diálogo no se han usado correctamente (¡o peor aún, que ni siquiera se han usado!), es probable que su primera reacción sea ver quién tradujo el libro para entonces decir: «¡Uh, qué mala traducción!», y poner aquel libro de lado luego de sentir cierta indignación. Lo que no saben todos aquellos lectores que no conocen cómo funciona el mundo editorial es que el traductor no es el único involucrado en la producción de un texto, pero cabe destacar que el traductor tiene uno de los roles principales en este proceso ya que todo lo demás va a girar en torno a su trabajo. En nuestra experiencia con las editoriales hemos aprendido que en este proceso son varios los integrantes del elenco. Entre ellos están: el autor, el gerente de proyectos, los coordinadores de contenidos, el traductor, revisores, editores, diseñadores gráficos, lectores de pruebas y en algunos casos hasta transcriptores. Por lo tanto, la trayectoria de manipulación por la que pasa un texto antes de tenerlo en nuestras manos para disfrutar de su lectura puede ser extensa.
A lo largo de los años hemos notado que hay ciertas áreas «de mayor riesgo» (por así decirlo) donde los textos pueden sufrir alteraciones. De ahí la importancia del gerente de proyectos o del editor general quien deberá constatar la calidad final de un texto. Hace algunas semanas, por ejemplo, uno de nuestros clientes nos envió un texto que habíamos traducido al español varios meses atrás para que lo revisemos ya que él pensaba que el diseñador gráfico (quien para variar no hablaba español) se había tomado la atribución de «arreglar» el manuscrito. Resultó que el diseñador cambió todos los títulos del texto en español a la forma de escritura de títulos en inglés: la primera letra de cada palabra en mayúsculas. ¡Craso error! La editora general de la obra se dio cuenta a tiempo y nos pidió que volviéramos a revisar y corregir aquellos errores para que la obra mantuviera su alta calidad. Lo que muchos tampoco saben es que el traductor se limita a traducir el texto que se le ha encargado, y aunque su nombre figure en la página de créditos como el orgulloso traductor de la obra, muchas veces no ha sido el único a cargo de la traducción del manuscrito completo. Es decir, en muchas ocasiones el cliente solamente encarga al traductor la parte «central» de la obra, pero no las secciones adicionales (comentarios, reconocimientos, dedicatorias, introducción, prólogos, conclusión, etc.) o partes de ellas. Desconocemos las razones por las que se da esto... (¿Falta de tiempo? ¿O quizás se decidió «añadir» más secciones una vez que estaba terminada la traducción?) Sin importar cuál sea la razón, siempre nos asombra el riesgo que corren los clientes al hacer esto ya que dan lugar a una serie de inconsistencias, tanto en terminología como en estilo. Aunque una editorial cuente con normas de estilo a las que todos sus editores deban someterse estrictamente, la presencia de inconsistencias es siempre una posibilidad. Y por último, una vez que una traducción ha sido sujeta a una revisión minuciosa, pasa a las manos del editor cuya función principal es la de «embellecer» el texto. Pero en esto nos hemos llevado grandes decepciones cuando hemos notado que un manuscrito se dividió en varias partes y se asignó cada sección a un editor distinto. Como es de suponer, cada persona tiene su propio estilo y aun sus propios gustos. Mientras unos preferirán el uso de «sólo» con tilde, otros se apegarán a las reglas más recientes de la RAE y decidirán usar «solo» sin tilde en todos los casos. Unos preferirán cierto tipo de puntuación y otros aplicarán su propio estilo. En todos los casos, se causa inconsistencias que son inaceptables cuando se trata de lograr la óptima calidad de producción de una obra traducida. Y ni siquiera vamos a entrar hoy en el tema del rol imprescindible que tiene el «editor» en todo esto; dejémoslo para un nuevo tema de publicación en nuestro blog. Por ahora nos basta decir que hemos aprendido a no ser rápidos en juzgar una obra traducida sin antes meditar en todo aquello que pudo haber ocurrido. Si bien el traductor es quien transmite el mensaje fiel de la obra original, una vez que un texto sale de sus manos ya no se lo puede contar como responsable de los cambios que se le harán al texto, de los cuales en muchos casos el traductor ni siquiera está al tanto ya que pocas veces un texto traducido vuelve a sus manos. La Biblia dice: «Por eso les aconsejo que no juzguen antes de tiempo» (1 Cor. 4:5, PDT). «No juzguen a los demás, para que Dios no los juzgue a ustedes. Porque se les juzgará de la misma manera que ustedes juzguen a los demás» (Mt. 7:1-2, PDT). No solo en este caso que compete a nuestro trabajo como traductores y editores, sino en todas las áreas de nuestra vida, debemos recordar este verso y evitar hacer juicios, teniendo presente que si juzgamos también seremos juzgados. Mejor es aplicar la gracia, hacer uso de la misericordia, pensar en todo lo bueno, lo agradable, lo digno de alabanza, hacer nuestro trabajo como para el Señor y esforzarnos por vivir de una manera que agrade a Dios, para que al ser juzgados por Él en el día final, escuchemos un «¡Bien hecho, siervo bueno y fiel!»
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Franco y ElenaTraductores y editores de literatura cristiana. Autodidactas. Padres de un adolescente y dos niñas. El pasatiempo favorito de Franco es cocinar; el de Elena es leer. El mayor anhelo de sus vidas es el de agradar y honrar a Dios en todo lo que hacen. Su visión: gozar en la eternidad con Cristo. Archives
October 2019
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